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Antruejo de Cimanes del Tejar

 Datos generales

  •  Lugar: Cimanes del Tejar (León)
  •             Fecha de celebración: Sábado Frisolero.

Información

En Cimanes esta celebración perduró hasta mediados de la década de los sesenta del siglo pasado y durante muchos años dejó de celebrarse, sólo se mantuvo la costumbre de la reunión de los vecinos y en la plaza del pueblo y más tarde en la casa concejo a comer el escabeche. Fue en enero del año 2016, cuando desde la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cimanes del Tejar, de la mano de Pilar Gancedo Castaño (concejala de cultura) se propone revivir y sacar adelante la tradición del carnaval.

Se comienza a recopilar información de la gente mayor de la localidad, se localiza una máscara de guirrio propiedad del “Ti Ventura”, que data de 1929, la cual la conservamos con mucho mimo y cariño. Se localiza una grabación del vecino Ramiro Gancedo (1924-2007) en la que relata a sus nietas como era antiguamente el carnaval en Cimanes.

Se forma un taller, financiado por el Ayuntamiento, para preparar las primeras mascaras y con la ayuda de la asociación Toros y Guirrios de Velilla de la Reina, especialmente Emiliano y Pepi, y la ilusión de más de 20 personas conseguimos reproducir más de 20 mascaras de guirrio y se hizo “LA ULOGIA”, también se elaboró el primer estandarte.

Ese mismo año, salió otra vez el antruejo después de tantos años y recorrió las calles de nuestro pueblo, acompañados por un importante grupo de vecinos de Vellilla de la Reina, actualmente siguen participando.

Desarrollo de la Mascarada

En el domingo gordo, la fiesta comenzaba nada más finalizar la comida, era una celebración callejera por las calles de la localidad, según avanzaba la tarde, los vecinos se iban concentrando en la plaza del pueblo, situada detrás de la iglesia, donde estaban los bares y donde tenía lugar la fiesta grande y el baile con la pandereta, notables pandereteras de la localidad fueron Victorina, Micaela, Belarmina, Encarnación o la “Ti Benina”, en muchas ocasiones las pandereteras estaban acompañadas por los tamboriteros: Tito a la Dulzaina y Cesareo “el cacharrero” al tamboril.

El personaje más importante del Antruejo era el GUIRRIO, habitualmente eran 8 Ó 10 mozos los que salían de guirrios, estos dejaban de salir cuando se casaban.

Los mozos iban ataviados con camisa y calzoncillo blancos de lino, calzaban abarcas de pellejo y calcetines de lana, una faja o pañuelo enrollado a la cintura, y sobre este, un gran cinturón de pellejo con varios cencerros o esquilas de bronce. Cruzando el hombro izquierdo un pañuelo merino. En las manos portaban unas tenazas extensibles de madera y una vejiga de cerdo o un rabo de zorro. Cubrían la cabeza con una máscara cónica hecha de cortón, con cuatro abanicos: uno superior, dos laterales y uno trasero, estaban rematados con escarapelas cortas y entre ellos lengüetas blancas; en la parte frontal de la máscara se practicaba un orificio de tamaño de la cara, en la que se cosía una alambrera menuda pegada a una tela blanca semitransparente para ocultar el rostro; finalmente la máscara iba recubierta de escarapelas realizadas con papel de seda de colores. Entre los guirrios más asiduos cabe mencionar a Glorialdo Porro, Cholo, Pepe el negro, Urbano, Miguel Fernández, Fernando, los hermanos Félix y Agustín Vaquero, Lorenzo Velasco, Narciso, Eligio, los de Frasio, los de Belarmina…

No eran muchas las personas del pueblo que tenían la habilidad necesaria para confeccionar dichas máscaras, entre los más antiguos estaba Genuario (abuelo de Magdalena), más tarde Germán Gómez y su primo Ángel Gómez y por último Miguel Fernández allá por los años 60.

Otra figura importante dentro del carnaval era “Las Madamitas”, mujeres solteras que se vestían con el rico y vistoso traje regional riberano y que acompañaban con su baile a los guirrios en la plaza del pueblo. Cabe mencionar como madamitas a Rufi, Micaela, Pura, Teodora…

Durante los días de la celebración los Guirrios iban por las casas pidiendo huevos y tocino y con lo que sacaban se reunían en una casa vieja del pueblo  a comerlo.

Durante la fiesta, los guirrios se empleaban en correr y fustigar a las mozas y a los vecinos con la vejiga y el rabo del raposo, utilizaban sus tenazas para levantar las faldas a las mujeres y quitar la boina a los hombres, que si querían recuperarla debían ir al bar de Cristóbal Velasco y pagar una jarra de vino con gaseosa para los guirrios, aunque era habitual que fuera la junta vecinal la que los invitara a beber.

En la mañana del martes de carnaval los vecinos acudían a “hacendera”, al toque de las campanas de la iglesia, para hacer los regueros de las calles Corte y Barrioscuro, limpiar la presa y las fuentes de Rabosa. Había veces que los hombres de la hacendera entraban a las casas y metían en el pote que estaba cociendo encima de la chapa una piedra, para hacer una broma. A la tarde la junta vecinal ofrecía el trago (escabeche y vino) a los hombres del pueblo para beberlo en el salón y a las mujeres que habían quedado viudas se les llevaba a casa en una jarra. Siempre había algún vecino que llevaba chorizo, jamón, cecina para completar la merienda.

Hoy en día la hacendera ya no se hace, pero se sigue con la tradición de dar el trago a todos los vecinos en “la Casa Concejo”.

Personajes

Los guirrios: mozos vestidos de blanco con la cara cubierta de una máscara de colores, que portan en sus manos tenazas, vejigas y rabos de zorro.

La Ulogia: muñeca de trapo a tamaño real, sujeta a un hombre con unas gomas, para que pueda bailar con ella.

La siembra de la cernada: consistente en uñir una pareja de vacas o burros al arado romano y sembrar las calles del pueblo de cernada.

La Arrima: consiste en ponerse a las espaldas un pellejo de oveja enfoscada en los desagües de las fregaderas y la persona que lo portaba iba frotándose a la gente para ensuciarles, en ocasiones este personaje se valía de mozos del pueblo que se valían del cayado y del furganero de amasar para coger a las personas y a acercarlas a la Arrima.

La gomia” o “calavera”: antruejo realizado con la calavera de un caballo o vaca, que llevaba un porteador en una estructura de madera, sobre los hombros y estaba provisto de un mecanismo que le permitía ir abriendo y cerrando la mandíbula.

Las Gitanas: un par de mujeres (Joaquina y Marucha) se vestían de gitanas con trajes que ellas mismas confeccionaban hechos de papel y que con su gracia, con su cesto de mimbre y sus ramitas de romero echaban la buenaventura a todo el que se encontraban por el camino.

El Toro: armazón de madera cubierto de sabanas blancas y una pelleja de oveja con dos grandes cuernos que servían para envestir a la gente.

El hombre del saco: algún vecino del pueblo se disfrazaba de pobre con el fin de asustar a los niños y amenazaba con meterlos en el saco que portaba y llevárselos bien lejos.

Los Cabrones: se vestían con las pieles y la calavera de este animal o con unas caretas hechas de madera. No hay que olvidar el dicho, por todos sabido… “¡¡¡¡¡¡ CABRA EN CIMANES!!!!!!”

El carro de las bodas de antruejo: se preparaba un carro tirado por una yunta de vacas y una riata de burros con cadenas por delante, para montar a los novios que se casaban en tiempo de carnaval. Si alguna pareja se negaba a subir al carro, la noche de bodas sufría las más insospechadas represalias por parte de los mozos.

El toreo del perro caballero: muy popular fue el toreo, que los “mielgos” de la señora Belarmina (Carlos y Cristóbal), hacían a su perro Caballero. Bajaban con su bici y su capote desde Rabosa y en mitad de la plaza lo toreaban al ritmo de los “OLES” de los vecinos.